14.1.12

Cualquier parecido con la superstición es pura coincidencia.

Esa inevitable y terrible sensación de saber que si viviese en la planta de un décimo tercer piso de un edificio, y si en esa planta del piso donde viviese existiera un gran y temible balcón, probablemente, luego de un rato, me encontraría abajo con una cabeza que se confundiría con el pavimento y muy poca buena pinta.

Y es ahí donde reside el problema de mi existencia: No puedo vivir en tentadores décimo tercer pisos o similares de un edificio. Y con similares me refiero a décimo cuartos, décimo quintos, décimo sextos. Etcétera, y lo demás.